El escombro de rechazo de la instalación, no comercializable, así como los finos y las tierras de obra nueva, se vierten en el depósito para su regeneración.
Cuando la explotación de una cantera ha terminado y ésta carece de valor industrial, puede decirse que nos queda una deuda con el paisaje, y éste debe reconstruirse hasta dejar el lugar lo más parecido posible a como se encontraba justo antes de la extracción de las materias primas.
El relleno de la cantera se realiza de forma planificada, permitiendo un máximo aprovechamiento y siguiendo criterios de recuperación de los perfiles topográficos originales. Para dicho relleno se utilizan exclusivamente escombros y tierras inertes.
La disposición de capas de relleno sigue por lo tanto un orden lógico. La topografía resultante debe cumplir tres objetivos principales: integrarse armoniosamente en el paisaje, facilitar el drenaje del agua superficial, y tener una estructura final estable y acorde con el entorno.
Una vez concluida la fase de relleno se dispone sobre la superficie una cobertura de tierra vegetal y en ningún caso se deja terreno irregular o con afloramientos de escombros.
Inmediatamente después del extendido de la tierra vegetal, se revegeta la zona con especies autóctonas, eligiendo árboles y arbustos de la misma especie que los existentes en el entorno. Se aportan entonces nutrientes y materia orgánica, ya sea mediante compost, turba, o tierra vegetal de calidad.
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